Hay días en los que el cuerpo no quiere más comida, sino más silencio.
Y no hablamos de castigo, sino de descanso.
De permitirle al cuerpo lo que muchas veces le negamos: espacio para escucharse.
El ayuno intermitente es una práctica milenaria que hoy vuelve a tomar fuerza, no como una dieta, sino como un ritual de autocuidado y presencia. Pero no todos los ayunos son iguales.
Aquí te compartimos los más comunes para que elijas, no desde la exigencia, sino desde tu intuición.
Ayuno 12/12: el punto de partida suave
Doce horas sin comer, doce horas de ventana alimenticia.
Puede sonar largo, pero si cenas a las 20:00 y desayunas a las 8:00… ya lo estás haciendo.
Este tipo de ayuno es ideal para quienes recién comienzan, o para quienes quieren mantener un ritmo sostenible y amoroso con su cuerpo.

Ayuno 14/10: para quienes buscan regular energía y digestión
Aquí el descanso digestivo se amplía a 14 horas, dejando una ventana de alimentación de 10 horas.
No es restrictivo, pero sí comienza a ordenar el ciclo metabólico y a estabilizar los niveles de azúcar en sangre.
Es una opción intermedia, perfecta para escuchar cómo responde tu cuerpo sin forzarlo.

Ayuno 16/8: el más popular y flexible
Quizás el más practicado. Consiste en ayunar durante 16 horas y comer durante 8.
Muchas personas lo combinan con dos comidas principales (almuerzo y cena ligera), permitiendo al cuerpo usar sus reservas, mejorar la sensibilidad a la insulina y potenciar la claridad mental.
No se trata de saltarse el desayuno a la fuerza, sino de encontrar la franja de tiempo que te haga sentir más liviano, presente y estable.
Ayuno 18/6, 20/4 y OMAD: ayunos avanzados con propósito
Estos tipos de ayuno implican ventanas más pequeñas y requieren mayor adaptación.
OMAD significa “una comida al día”, y no es para todos.
Estas prácticas pueden ser muy efectivas para desinflamar, depurar y potenciar la autofagia, pero deben hacerse desde la conciencia y no desde la obsesión.
¿Cuál es el mejor ayuno?
El que no te desconecta de ti, ni de tu energía vital.
El que puedes sostener con paz.
El que se siente más como un ritual que como una imposición.
Ayunar no es dejar de comer.
Es elegir cuándo y cómo nutrirte con más intención.
Es regalarle a tu cuerpo un espacio de silencio… para que tu alma también pueda hablar.
El ayuno es más que una técnica… es un camino hacia ti
Tal vez empezaste por curiosidad. Tal vez por salud.
Pero si has llegado hasta aquí, puede que intuyas que el ayuno intermitente no es solo una estrategia física, sino una práctica espiritual en lo cotidiano.
Y si sientes que este tema te resuena más allá de lo superficial…
Quizás quieras profundizar.